Tenía verrugas por todo el
cuerpo, su piel era verde. Verde combate, verde botella, verde esperanza, verde
moho, verde lucha, verde complejo.
Salió del bar en el que
trasnochaba a menudo, con un billete en el bolsillo, las uñas sucias de tanto
agarrarse al suelo y unas ganas absolutas de beberse una cerveza más. La mirada
aturdida, confundiendo el té con su propia sangre y sintiendo que por una noche,
mostraría al mundo aquellas voluptuosidades que tanto amargor le producía
mostrar.
Amarga y sedienta se tiró a la
piscina.
En el minuto 2:46 la bruja
descansó sus piernas en una rama. Trató de esconder parte de la escoba entre
las piernas… pero era demasiado larga.
.Así que por detrás, la luna
intuía un culo lleno de paja, un florero otoñal con el que cubrir su deseos.
Los márgenes de la noche se
interrumpían constantem por el frio nostálgico que aquella madrugada de Reyes
cubrió el Palacio de Oriente.
Nick Cave and the Bad
Seeds. Red Right Hand. 1998 //Antonio Labella, Negro sobre fondo blanco II, Impresión digital sobre papel, 120cm x 100cm